La mañana del 20 de agosto, José Reinaldo Rojas Donoso de 63 años se dirigía en su bicicleta a su trabajo en un fundo en la localidad de Santa María en la Región de Valparaíso cuando fue embestido por un automóvil blanco conducido por una mujer que se dio a la fuga. A poco más de dos meses de ese día, José ha debido enfrentar 8 cirugías y un constante deambular por hospitales y especialistas para avanzar en superar las secuelas que le produjo el atropello, sin embargo, las consecuencias psicológicas y económicas en su familia han sido más fuertes aún y acompañan de manera dolorosa todo el proceso judicial que esperan lleve a la cárcel a la autora de este delito.
Naike Rojas relata los dramáticos meses que han pasado desde que su papá fuera atropellado en agosto de este año no sólo desde el punto de vista médico, sino que también en lo emocional como familia al verse enfrentados a la lentitud de la justicia e incluso, a amenazas de muerte para acallar el caso policial.
“Mi papá el 20 de agosto salió de la casa alrededor de las 06:30 de la mañana e iba a su trabajo, haciendo el mismo recorrido hasta el fundo donde trabaja hace más de 40 años en Santa María, en la Región de Valparaíso y en ese trayecto fue atropellado por un Nissan blanco conducido por una mujer.
Habían otros temporeros que a esa hora estaban esperando locomoción y ellos relatan que tuvieron que hacerse a un lado porque el vehículo iba en zigzag y sin luces.
Una de las vecinas del sector –que después auxilió a mi papá- ve claramente el vehículo y nos cuenta que le había comentado a su hermano que a más de alguien iba a chocar y que justo en ese minuto siente el impacto. Cuando sale corriendo, se da cuenta que hay un ciclista tirado y al revisar los documentos constata que era mi papá, pues coincidió que somos amigas.
Mi papá usaba todos los implementos de seguridad para andar en bicicleta así es que es imposible que no lo haya visto y fueron esas mismas medidas como el casco lo que ayudaron a que no muriera ahí tirado. Él intentaba pararse, pero no podía porque tenía fracturas múltiples en caderas, piernas y pelvis, hemorragias cerebrales y debió ser operado de su columna por lo que estuvo en riesgo vital.
La mujer que lo atropella se dio a la fuga y al principio, la investigación avanzaba muy lento y recién al movernos por las redes sociales y después de dos meses hemos ido recibiendo más testimonios y datos.
Me duele mucho todo esto, ver a mi papá mal, pero además, como nos ha afectado en la familia, porque hasta yo he recibido amenazas de muerte de la misma persona que se supone que atropelló a mi papá. Todas esas evidencias ya las tiene mi abogada y Fiscalía para resguardarnos.
En lo laboral nos encontramos además con varias sorpresas porque cuando lo derivaron del Hospital San Camilo de San Felipe al Hospital San Juan De Dios en Los Andes nos dimos cuenta que Fonasa de mi papá estaba bloqueada y que no había pago de cotizaciones aunque lleva más de 40 años trabajando con el mismo empleador como administrador de campo cumpliendo varias funciones.
El parte que elaboraron los carabineros de Santa María también está errado y eso también nos atrasó porque su proceder no fue el adecuado, por lo tanto, todo el proceso lo llevó después carabineros de San Felipe que ha seguido la investigación y ahora sí sentimos que todo esto tiene un rumbo y que se logrará justicia para mi papá.
Todas las pruebas apuntan a la misma persona y es un secreto a voces en la comuna, pero debemos dejar que avance la investigación. Con mi mamá nos sentimos muy decepcionadas porque todo es lento, todo es burocrático y muchas veces se hace mal especialmente para quienes no tenemos recursos.
Esta persona que está inculpada de haber atropellado a mi papá trabaja en el mismo hospital donde él está internado por las secuelas y nosotros llegamos a tener miedo de que pudiera hacerle algo, pero afortunadamente la Fiscalía interpuso medidas de protección y eso nos deja más tranquilos, porque definitivamente ya no sabemos qué hacer con las amenazas de muerte. Esto es muy fuerte para todos, pero vamos a seguir hasta lo último.
Yo confío en que sí se cumplirá la Ley Emilia y que se aplicará de manera correcta, es más, debería haber existido desde mucho antes porque ayuda a procesar el dolor y sufrimiento de tantas familias que hemos pasado por todo esto frente a personas irresponsables que provocan tanto dolor como esta mujer borracha que ni siquiera es capaz de prestarle ayuda a mi papá y que se arranca sin saber si dejó a un hombre muerto o vivo.
Nuestro temor de cada día es qué va a pasar si esta persona que está libre vuelve a causar un atropello o un choque y provoca de nuevo este dolor y angustia en otra familia, pero justamente por eso es que esta ley es tan importante, porque esperamos que en este proceso la gente tome más conciencia y ya ni siquiera se planteen tomar o drogarse y después manejar.»
Macarena Benítez Espinoza
Periodista