“No podemos dejar de exigir justicia y educar por la memoria de Lian»

Lian Salazar de 16 años salió la noche del 26 de agosto a una fiesta con amigos y amigas en la zona céntrica de la ciudad de Copiapó en la Región de Atacama. Justamente venía saliendo de esa fiesta cuando un auto a exceso de velocidad la atropelló e intentó darse a la fuga. Durante 10 minutos, Lian luchó por su vida ante la impotencia e incredulidad de sus amigos, pero finalmente murió sin recibir la ayuda del conductor, pues su nivel de alcohol en la sangre era tan elevado que le costaba hablar y hasta pararse, pero igualmente se esforzó por pisar nuevamente el acelerador e intentar huir.

Han pasado más de dos meses de esa fatídica noche y su familia a toda costa intenta rearmarse y tomar valor y fuerza para enfrentar el proceso judicial que tantas veces es esquivo para las víctimas.

Yulenska, su hermana, es quien ha tomado la vocería en nombre de la familia para tratar de poner en palabras lo que la trágica partida de Lian ha significado para ellos, y para toda una comunidad que hoy ha volcado esa impotencia y tristeza en manifestaciones masivas que tienen como foco a los niños y niñas, enseñándoles la importancia de la conducción responsable con el objetivo de que muertes como ésta no vuelvan a ocurrir y también, perpetuar la memoria y sonrisa de Lian.

“ Ese día Lian tenía permiso para ir a una fiesta que se organizaba en un local que se llama Casa Norte y fue con varias amistades. Como a las 4 de la mañana nos llegaron a avisar lo que había pasado y no lo podíamos creer, porque nada calzaba… ella iría a pasarlo bien y disfrutar y nos avisan que estaba muerta.

Este tipo Erick Cardozo (37 años) venía a exceso de velocidad y la atropelló a ella y a su amiga Geraldine Villalobos (17 años) con distintas lesiones.

Después de impactarlas, en vez de detenerse e intentar ayudar, siguió e intentó darse a la fuga, pero todos los que estaban ahí lo agarraron y ahí fue cuando todos se dieron cuenta que estaba tan borracho que no podía modular ni pararse bien. Eso lo relata incluso el parte policial que dice que venía conduciendo con 1,43 g/lt de alcohol en la sangre al momento que le hicieron el control.

Fueron 10 minutos en que estuvo tirada ahí agonizando y eso es lo que nos duele y finalmente ella murió en los brazos de su mejor amigo. Aún con eso, la familia del conductor ha declarado que no fue él quien tuvo la culpa, sino que mi hermana se tiró al auto y eso es otro golpe para nosotros porque hay muchos testigos de cómo fue todo.

Cuando ya pasó su funeral, nos tomamos un par de días y después empezamos a buscar ayuda y desde ese momento estamos con la abogada Ivone Ramírez que ya puso la querella por mi hermana y por su amiga quien aún no se recupera totalmente de sus lesiones, pero nos ha pasado que hemos ido varias veces a fiscalía y allí incluso nos dijeron que no estaban ingresadas y tuve que yo llevarle el documento para que revisaran y comprobaran que sí había hecho todo el trámite correctamente.

Podemos decir que sí tuvimos un avance al lograr que el conductor quedara en prisión preventiva, pero ahora, el 3 de noviembre tenemos una audiencia que busca que se amplie el plazo de investigación, pero como familia tememos que se use para que él pida revisar la medida y que logre el arresto domiciliario.

Estamos enfocándonos en la Ley Emilia para generar conciencia y no sólo por lo que le pasó a mi hermana, sino que a tantas otras personas y para eso hemos hecho manifestaciones y marchas en el Parque Schneider de Copiapó donde van muchos niños y niñas y eso para nosotros es muy importante, porque así desde pequeños aprenden lo que provoca conducir bajo el estado de ebriedad.

 

Lo que buscamos es que haya una condena ejemplar. Darle 5 años de condena a una persona que por su irresponsabilidad mató a una joven inocente no es nada. No me voy a dar por vencida porque es mi hermana.

Nos cuesta asumir que esté lo que esté en la cárcel después va a estar libre como si nada, pero nosotros jamás vamos a recuperar a Lian, nunca más voy a poder decirle que la amo y cuánto la extraño”, concluyó Yulenska Salazar.

Cabe señalar que como Fundación Emilia Silva Figueroa, hemos solicitado una reunión con el Fiscal regional para tratar éste y otros casos que han conmovido a Atacama y al país.

 

 

«Solo queremos justicia. Por Diego y por todos nosotros. Nada más»

¿Qué pasa con una familia cuando además de sufrir el impacto de la muerte de un hijo debido a un atropello tienen que hacer frente a una investigación defectuosa, un proceso lento y  ver al culpable de esa muerte libre por las calles?

Esto y más es lo que ha debido enfrentar desde hace 7 meses la familia de Diego Bustamante (41 años) quien fue atropellado la madrugada del 9 de octubre por un conductor ebrio que atravesó la calzada y terminó con su vida.

Uno de sus 7 hermanos, Jorge, lo acompañaba y salvó de milagro de tener el mismo destino que Diego. Luego del impacto de ver cómo su hermano mayor era atropellado y el conductor no detenía su loca marcha, fue él quien debió llamar a sus padres para avisarles del trágico desenlace.

Hoy es Alex, otro de los hermanos quien a nombre de su familia, habla del doloroso caminar después de este siniestro vial que marcó para ellos, un antes y un después y por lo que siguen sin descanso en busca de esa justicia que a veces se muestra tan esquiva.

“Como a las 5 am del 9 de octubre del año pasado, yo estaba en mi casa durmiendo cuando me avisan que mi hermano Diego había tenido un grave accidente. Yo sabía que él estaba con Jorge, otro de mis hermanos y que se habían ido a un local de acá de Curicó la noche anterior a pasar un rato, pero estaba tranquilo porque Jorge no toma y porque los dos son responsables, incluso andaban en bicicleta.

Llegamos rápido porque estábamos a poco más de un kilómetro de donde pasó todo. Jorge Duque, ese es el nombre del tipo que lo atropelló y lo mató. Él era mi amigo, salíamos juntos porque acá todos se conocen, pero después de esto, nunca más se acercó a mí ni a nadie de mi familia.

Mis hermanos iban caminando de vuelta del local donde habían estado, Diego había bebido, pero no iba mal, pero esta persona venía con otros dos amigos en su auto a mucha velocidad y además, con 2,6 de alcohol y lo atropelló.

No paró y eso es algo que no deja de darnos vueltas, porque se fugó, ni siquiera disminuyó la velocidad, siguió manejando y después, al rato, se fue a entregar a carabineros.

Nadie llegó a darles ayuda. Me imagino que Jorge, mi hermano, quedó en estado de shock cuando vio que atropellaron a Diego y luego, en la noche, tuvo que reponerse y empezar a buscar el cuerpo porque nadie llegó a ayudar. Se llamó a la ambulancia y no contestaron y carabineros, a pesar de estar tan cerca, llegó mucho rato después.

La SIAT se demoró apenas 20 minutos en hacer su informe, sólo eso, no fue riguroso y no podemos saber si eso fue porque somos una familia de esfuerzo y la de la persona que lo atropelló, que nos dejó sin nuestro hermano mayor no, ellos son una familia acomodada, pero lo que sí pasó con eso es que la carpeta investigativa está llena de errores y eso nos ha causado mucho dolor y retraso en que se le juzgue.

Este hombre quedó sólo con arraigo nacional, firma mensual y suspensión de su licencia de conducir, pero eso no lo ha respetado y sigue manejando, por lo que no sabemos si puede matar a alguien más, eso nadie lo puede asegurar.

Nunca tuvimos de su parte una disculpa, jamás se acercó y por eso digo que para él es como si hubiera atropellado a un animal, pero no fue así, fue nuestro hermano mayor, el mismo que era obrero y que nunca dejó de trabajar para ayudar a mis papás, pero ya no está.

Nosotros no entendemos mucho de los términos técnicos cuando estamos en tribunales y en estos trámites, pero sí sé que se escuchó más a unos borrachos que a los testigos que vieron como terminó la vida de mi hermano. La carpeta investigativa está llena de errores y aún no entendemos cómo eso se puede aceptar porque hemos tenido que revivir el dolor cuando nos dijeron que según eso, fue culpa de mi hermano porque él se cruzó frente al auto, lo que no es cierto.

Yo siempre he manejado, pero nunca lo he hecho con trago, ni antes de esto , ni después, porque es bien fácil después desentenderse y seguir con la vida de uno, pero ¿ qué pasa con la familia a la que le matan a alguien o queda postrado? Si el que causó la muerte de Diego va a la cárcel, claro que va a ser doloroso para su familia, pero siempre lo van a poder abrazar, ver, tocar y yo no , por eso no me puedo alegrar con lo que espero que le toque vivir de acuerdo a la justicia, pero sí tiene que saber lo que causó.

El 9 de mayo hubo reconstitución de escena y por fin pudimos ver algo más de seriedad y de rigurosidad, así que ahora estamos esperanzados en que se haga justicia, que se aplique como se debe la Ley Emilia y eso nos de un poco más de tranquilidad y consuelo, aunque no nos va devolver a Diego ni va a borrar toda la ayuda psicológica que ha tenido que tener mi hermano Jorge para tratar de superar lo que vio ni la tristeza de mis papás y de todos los que lo amábamos.

Sólo queremos justicia, por Diego y por todos nosotros, nada más”.

Por Macarena Benítez

 

«Mi hermano tuvo la primera bici animita de Chile y hoy, 5 años después, seguimos luchando por justicia»

Arturo Aguilera tenía 28 años cuando un hombre en evidente estado de ebriedad lo mató el 10 de agosto del 2012. Arturo era un artista visual, diseñador y gestor cultural y ese día, como en muchas otras ocasiones, se transportaba en su bicicleta hasta su hogar por lo que el impacto del vehículo conducido por Víctor Hugo Barría le produjeron lesiones tan graves que falleció a las pocas horas,  pese a los esfuerzos del equipo médico del Hospital Salvador.

Su muerte sumió a su familia en una lucha por la búsqueda de la verdad, pero a la vez, los impulsaron a crear el colectivo Ciclistas con Alas y a que su amado hijo Arturo tuviera la primera Bicianimita del país. Todo ese esfuerzo, energía y trabajo ha ido en paralelo con una búsqueda de justicia que les ha sido esquiva desde que en la formalización, Barría quedara libre, con firma mensual, arraigo nacional y suspensión de su licencia de conducir por 4 años, restricción de la que hizo caso omiso.

Será este 25 de abril cuando nuevamente la familia de Arturo vea en la justicia una oportunidad de cerrar un ciclo a través de una audiencia de control de ley 18.216 y continuar en la senda por vivir su propio duelo para reconstruirse y seguir así, ayudando a otros chilenos y chilenas que han perdido a sus seres queridos por culpa de la conducción con alcohol o drogas.

Fresia, una de las tres hermanas de Arturo, decidió relatar a Fundación Emilia cómo ha sido este caminar de casi 5 años por buscar justicia, la indolencia que aprecia en el sistema judicial, la falta de apoyo psicológico a las familias de las víctimas y la necesidad de una educación cívica mayor para disminuir los casos de conducción con ingesta de alcohol y drogas.

“Arturo era un joven lleno de alegría y energía, muy creativo y especial. Esa noche iba por calle Santa Isabel hacia su casa  en bicicleta y estaba con luz verde, pero un tipo no respetó la luz roja, venía en estado de ebriedad y lo atropelló por lo que cae  la vereda con mucha violencia por la fuerza del impacto y el exceso de velocidad con el que iba el conductor Víctor Hugo Barría.

Los testigos nos dicen que él siguió su marcha, pero más allá detiene el vehículo para ver qué pasó, pero sin prestarle ayuda ni ver si está vivo o no. Cuando se sube de nuevo a su auto, choca y lo detienen de seguridad ciudadana.

A Arturo lo llevan a la posta del Hospital Salvador y es ahí cuando los mismos testigos le avisan a mi hermana a su celular y ahí partimos toda la familia y estuvimos allá desde pasadas las 12 hasta las 7 am cuando Arturo murió porque aunque estuvo conectado y los doctores hicieron todo por él, no pudo resistir.

Ahí comenzó un calvario para nosotros porque fue algo que como familia no esperábamos, nadie está preparado para enfrentar todo lo que viene, que además de la pena, la rabia, tuvimos que ver lo judicial.

Nosotros algo teníamos de conocimiento sobre la Ley Tolerancia Cero, pensábamos que nos iba a solucionar y dar respuesta, pero estábamos muy equivocados porque no hubo respuesta de la justicia. Se nos dijo que como el conductor tenía intachable conducta anterior, eso hacía que le quitaran la licencia por 4 años, con firma mensual y arraigo nacional, pero no fue así.

Fue en el año 2014 donde el caso de Arturo fue mostrado en el programa “Esto no tiene nombre” de TVN que abordó la Ley Emilia y también el caso de Arturo y los periodistas a cargo de ese reportaje siguen a Víctor Hugo y lo encuentran manejando y más de una vez y aunque al encararlo él dice que está arrepentido, esos antecedentes que se mostraron los llevamos al juzgado y se le citó, pero nunca  apareció por lo que aunque infringió su pena, puede seguir manejando.

Nuestro abogado nos avisó hace poco que en un control de identidad lo encontraron y ahí lo citan para el 25 de abril de este año para avanzar en el juicio, sin embargo, lo que nos genera dudas y molestias es que por qué si a él lo llevan hasta un tribunal ese día del control de identidad no se le aplica cárcel o una pena similar y dejan que se vaya y al parecer, fue porque faltó un papel de extranjería. Ese día se realizará una audiencia de control de la ley 18-216, esto es el control del beneficio de libertad vigilada que se dio en su momento y que él no cumplió.

En este caminar, nos encontramos con otras familias que habían pasado por lo mismo, incluso con el caso de otro ciclista y pasaban por lo mismo. En este tiempo también conocimos a Benjamín y Carolina, papás de Emilia y mis propios padres, entendiendo su dolor, trataron de brindarles apoyo, que supieran que no estaban solos, pero también recién ahí entendimos que la ley no iba a ser retroactiva y que obtener justicia, no sería fácil ni para ellos ni para nosotros.

Estar tan cerca de la fecha de una nueva audiencia, significa remover todo. Para nosotros, esta persona estaba un tanto olvidada, no queríamos saber de él, sin embargo, ahora tenemos muchas más fuerzas para trabajar para lograr la justicia y no puedo decir que espero un fallo negativo o favorable, porque justamente duele poner esos calificativos a un hecho que me quitó a mi hermano.

Siempre estará la tristeza, pero no nos podemos quedar como familia con que algo quedó por hacer, eso sí que sería triste.

Nosotros no nos dimos tiempo para un duelo y eso se notó en que enseguida se formó el colectivo “Ciclistas con Alas” y lo asumimos al tiro porque como hermanas asumimos un rol protagónico en esto para que así mis papás estuvieran un poco más tranquilos y tener hasta tiempo para llorar.

No teníamos muchas herramientas o conocimiento en lo legal, eso es cierto, pero que Arturo haya fallecido en estas circunstancias nos hizo entender que la Ley Tolerancia Cero no bastaba y que habían muchas familias que necesitaban una red de apoyo y eso partía por darles un espacio para la memoria, algo tangible donde ellos pudieran ir y recordar a sus seres queridos sin que fuera tan fuerte, un lugar de paz para los ciclistas que tantas veces son atropellados y abandonados en la calle. Ese fue nuestro aporte para que esas familias cerraran su ciclo.

La idea de las bici animitas está en varias partes del mundo, pero la de Arturo fue la primera y ni siquiera surgió con la idea de formar el colectivo, sino que fue un regalo de uno de sus amigos y con ese símbolo, nace todo.

Formamos en paralelo un grupo de las mamás de ciclistas con alas y que se reúnen hasta ahora. Se cumplieron más de dos años donde nosotros como familia dejamos la agrupación y es que también necesitamos nuestro tiempo, nuestro proceso, porque claro que es importante acompañar en la pena a otros, pero necesitábamos algo íntimo y estar bien para seguir ayudando.

Víctor Barriga nunca se ha acercado a nosotros, no hemos escuchado ninguna palabra de arrepentimiento, es más, a los meses del atropello fuimos a funarlo hasta su trabajo y ni con eso él mostró algo de compasión y sólo le hemos podido ver la cara en dos ocasiones en tribunales.

Aún con eso, no podemos decir que hemos estado solos. Desde que está la Ley Emilia y el trabajo de la Fundación – que fue algo ciudadano, porque está claro que no hay una voluntad política para dar sanciones fuertes- nos hemos sentido apoyados, pero lo que duele es que sea esa misma clase política la que se apropia de estos esfuerzos que son de madres y padres y me parece irresponsable.

Aunque suene raro, podemos decir que tuvimos la fortuna de tener mucho apoyo para rodearnos de  profesionales que nos ayudaron mucho, pero quienes no tienen esas herramientas se sienten menospreciados y lleno de tecnicismos que no se entienden y además, enfrentarse a la burocracia y a un sistema que tiene – o así lo vemos nosotros- un desprecio por lo que nos pasó. Mi mamá por ejemplo, perdió a su hijo y nunca tuvo ayuda psicológica desde el poder judicial, sino que lo vio por su parte y como vimos  eso, en Ciclistas con Alas por nuestra cuenta buscamos una psicóloga para ponerla al servicio de las familias porque pareciera que eso se olvida, que no sólo buscamos justicia sino que no nos traten de una manera impersonal sino que por un momento, sean empáticos y asesoren como se debe.

Siento que si seguimos viendo a ciudadanos conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas es porque algo está fallando desde el gobierno en materias de educación. No me manejo con las cifras, pero sí tengo la sensación que si desde las autoridades de gobierno y desde los tribunales no se aplican las penas como se debe, hay una impunidad que no permite que la gente entienda que debe dejar de beber y manejar.

Nuestras esperanzas están puestas en el 25 de abril y aunque sabemos que lo máximo a lo que podemos aspirar es 541 días de cárcel efectiva – si el juez no dictamina rebaja en la pena- y que así se demuestre que no sólo nos quitó a Arturo, sino que puso en riesgo a más personas e incluso a él mismo y que por lo mismo, no puede andar libre y pretender que nada pasó. No podemos negar que también está el miedo a que él no se presente y que siga todo igual a menos que nosotros lo busquemos e iniciemos una nueva búsqueda con todo lo que eso conlleva”.

«Como padre, hago un llamado a los jueces para que apliquen como se debe la Ley Emilia. No me devolverán a mi hija, pero aliviarán en algo el dolor”

Camila tenía 19 años y su amiga Estefany 18 cuando murieron en un choque en Punta Arenas. Por razones que se investigan, subieron al auto que era manejado por Alejandro Tarumán  quien conducía en estado de ebriedad y que desde ese momento, se encuentra recluido en la cárcel de Punta Arenas esperando el inicio del juicio que mantiene a las familias destrozadas a la espera de justicia, reparación y la correcta aplicación de la Ley Emilia. Saben que la justicia no les devolverá a su hija, pero esperan que con ese fallo y el aumento de fiscalizaciones, las familias destrozadas y los sueños rotos no golpeen a más chilenos y chilenas.

Francisco Vásquez habla pausado y con voz cansada, como haciendo un esfuerzo por no quebrarse y a la vez, dejando en claro en cada una de sus expresiones que los recuerdos de su hija Camilia Vásquez Fernández (19 años) siguen intactos o quizás, más presentes que nunca.

Captura13Este 1 de septiembre se inició el juicio contra Alejandro Tarumán Huainao,  el autor del choque que le costó la vida a Camila y a su amiga Estefany Arias (18 años) y Francisco siente la ansiedad de tener que revivir ese duro momento para la familia.

“El 22 de abril Camila salió de la casa a las 15:30 de la tarde y nos dijo que iba a buscar a su amiga a la universidad y que iban a salir juntas. Nosotros calculamos que debe haber ido a la universidad de Estefany cerca de las 17:00 horas.  Mi hija estudiaba segundo año de Prevención de Riesgos en el Inacap y Estefanía estudiaba Trabajo Social en la universidad.

Nos enteramos de lo que había pasado cerca de las 20:00 horas, pero realmente el choque fue a las 19:00 horas. Nosotros supimos por las redes sociales de lo que había pasado  porque lo vio Julia, mi otra hija, pero realmente al principio nos negamos a creer que habían sido ellas.

Al parecer, mi hija y su amiga no conocían de antes a esta persona,  no había amistad, pero sí con el acompañante porque habían estudiado juntos.

No alcanzamos a llegar al lugar porque está a unos 9 kilómetros de la ciudad, pero por lo que sabemos es que ellas murieron con el impacto… no se pudo hacer nada.

Hay un fuerte dolor y daño emocional a nuestra familia en lo anímico y laboral, algo que nunca imaginamos hasta que nos pasó. Seguramente en el juicio vamos a revivir esto y será más tremendo todo para nosotros porque además de haber perdido a nuestra hija y a su amiga, no hemos tenido ni una sola palabra de arrepentimiento o de disculpas de esta persona ni de sus cercanos, nada en todos estos meses.

No creo que este dolor se logre reparar, que nosotros sanemos. No importa cuántos juicios se hagan, porque nada nos va a devolver a Camila. Nada ayuda a que el dolor pase, todo esto nos dañó la vida para siempre porque nuestra hija nunca dio un problema, ella solo quería estudiar y ser profesional para lograr sus metas, pero esta persona se lo arrebató.

En una ciudad como Punta Arenas, se hace difícil controlar a los conductores ebrios porque además tenemos altos índices en este tema de la ingesta de alcohol y la conducción y esto es algo que nos golpea fuerte en la región y acá están las consecuencias.

Nosotros estamos día a día tratando de volver a una supuesta normalidad, pero lo veo difícil porque los recuerdos de Camila nos acompañan siempre al igual que los de su amiga, porque ella iba constantemente a la casa así es que esto es un dolor doble.

Que haya muerto nos sacó de nuestra vida normal, de la rutina y para reconstruirnos, estamos en tratamiento con psicólogo y psiquiatra gastando plata que no teníamos. Este es un trauma gigante que se vive día a día, porque no sabemos bien como seguir.

Uno como padre trata de ser fuerte, pero por mi trabajo en la mina, paso más tiempo solo y por lo mismo, pienso más y le doy mil vueltas. Nunca antes en mi vida había tomado una licencia, pero ahora lo hice para tener tiempo con mi hija Julia y mi esposa y apoyarnos ya que ellas no están bien.

Para Julia todo esto ha sido tremendo porque eran muy unidas y cercanas, pero ahora todos como familia hemos tenido que enfrentar crisis de pánico y tristezas terribles por no tenerla y eso no es justo.

Este hombre después de chocar y fugarse, terminó en el hospital y a la semana siguiente ya fue formalizado y desde ahí está en prisión preventiva, pero no sabemos qué pasará de ahora en adelante y eso nos angustia.

Creo que con la Ley Emilia hay un avance importante y eso esperamos que se vea en el juicio. Además de educación, veo que se debe apuntar a la fiscalización y el control, especialmente en horas claves porque si uno recorre las calles de Punta Arenas en las noches, se ve que la juventud no está consciente del daño que provocan.

Si se realizaran controles desde las 4 de la mañana, serían muchos más los detenidos y se evitarían delitos al volante porque Punta Arenas es una ciudad donde hay mucho acceso al alcohol porque es barato y los autos también lo son y por eso quizás hay tanto joven que comete esto sin pensar en las consecuencias.

La Fundación Emilia nos ha ayudado no sólo en la parte legal, en asesorarnos sino que lo que más valoro es que nos han acompañado en este duelo, en el dolor y eso nos permite seguir.

Hay impunidad y ahí la ley no se aplica como corresponde. Mi llamado como padre es para que los jueces apliquen las sanciones debidas en el caso de Camila y en todos los otros, de lo contrario, revivimos el dolor. Nada me devolverá a mi hija, pero no queremos que la justicia nos falle.

Fundación Emilia exige a autoridades acabar con la impunidad y que ley se aplique de manera efectiva

 

14.09.29 logoEmiliaOK copiaValparaíso, 10 de agosto de 2016.- Con un llamado a la ciudadanía a manifestarse frente al Congreso Nacional, la Fundación Emilia Silva Figueroa reunió a un grupo de personas, dentro de las que cuentan familiares de víctimas de siniestros viales, para exigir la revisión y rectificación de situaciones de impunidad que se han presentado en la aplicación de la Ley Emilia (Ley 20.770) tanto en los tribunales de justicia, como en las Cortes de Apelaciones del país.

 

Carolina Figueroa, Presidenta de la institución que promueve la responsabilidad social vial, manifestó que los problemas se deben principalmente a los vacíos legales que existen en la Ley, en específico, en lo que refiere al delito de fuga, “es el criterio de fiscales y jueces lo que hasta ahora ha primado. Los vacíos les han dado la libertad de interpretarla y otorgar garantías a los culpables de crímenes viales como penas efectivas menores a las establecidas mientras las víctimas son invisibilizadas dentro de los procesos. Claro ejemplo de esto es el caso de Pablo Asencio y Javier Muñoz”, señaló.

 

“Estamos hoy aquí porque no sólo los jueces son responsables de esta situación. Los legisladores deben hacerse cargo de las leyes que diseñan. No puede ser que existan márgenes tan amplios de interpretación. La ley debe ser aplicada de manera efectiva. Exigimos tolerancia 0 con los siniestros y delitos viales” enfatizó Figueroa.

 

Estos son los cuatro puntos planteados por la Fundación Emilia:

 

  1. Acabar con la impunidad en las sentencias que significa penas efectivas menores a las establecidas por la Ley.

 

  1. Lograr una aplicación efectiva de la ley y sus apartados, específicamente en el delito de fuga, que hasta este momento permite que fiscales y jueces sin criterio hagan uso de vacios interpretativos para otorgar aún más garantías a los culpables.

 

  1. Visibilizar la problemática que representa esta situación para las víctimas y sus familias y que se gesta en el Congreso Nacional.

 

  1. Avanzar hacia la penalización de aquellos casos que bajo el marco de la conducción bajo la influencia del alcohol quedan libres de cualquier pena aflictiva pese a provocar decesos y lesionados graves gravísimos.

Fundación Emilia y familiares de víctimas de delitos viales se manifestaron en las afueras de la Corte de Apelaciones de Valparaíso exigiendo “Justicia Digna”

 

Familiares de víctimas de distintos puntos del país llegaron hasta el frontis de la Corte de Apelaciones porteña para manifestar su  total repudio a las dos últimas revocaciones de condenas en el marco de la Ley Emilia, donde indicaron que “hemos decidido dar un paso al frente y recordarles que hemos perdido todo, menos la dignidad y el deseo de una justicia reparatoria”.

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Justamente, fue esta Corte de Apelaciones quien dio a conocer  la revocación de la condena a Diego Vera, autor del choque que provocó la muerte de Javier Muñoz, conocido periodista y relator de CDF. Vera debía cumplir una condena de 5 años de presidio efectivo por este crimen vial, sin embargo, ahora se decretó libertad vigilada.

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Ana Espinoza, viuda de Javier Muñoz se sumó a esta manifestación para repudiar el accionar de la justicia indicando que “estos son baldes de agua fría y reviven nuestro dolor».

«No puede ser que si los jueces  dan una pena, luego vayan a la Corte de Apelaciones y se  revoque todo.  Hay familias detrás de nosotros y es por eso que hoy nos reunimos, para que los jueces se den cuenta del daño que están haciendo”.

“Esto ya no puede se puede seguir repitiendo. Ellos tienen que pagar, y tienen que pagar con cárcel porque son criminales”, afirmó Ana Espinoza.

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Así también lo señaló Pedro Ascencio, papá de Pablo Ascencio, que fue el primer caso de la Ley Emilia y  quien ha debido enfrentar la revocación de la condena al asesino de su hijo luego que la Corte de Apelaciones de Valparaíso  disminuyera  la pena para Gonzalo Rojas de 9 años de presidio efectivo a condena vigilada.

“Nos encontramos acá con jueces que son garantistas y que en vez de ratificar los fallos de primera instancia, revocan las condenas de estos muchachos y es por eso que queremos denunciarlos, encender una luz de alerta en Valparaíso para que no sigan interpretando la ley”.

“Esto nos ha causado dolor e impotencia porque por ejemplo, en el caso de mi hijo, al asesino se le dio ahora condena vigilada lo que es sospechoso, pues sabemos que gendarmería no tiene la capacidad para vigilarlo permanentemente. Se vulnera nuestro derecho a una justicia equitativa y pareja en todo el país y eso es lo que debe parar”, indicó el padre de Pablo Ascencio.

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Para Carolina Figueroa, presidenta de la Fundación Emilia, los parlamentarios también son responsables por cómo se está aplicando la Ley Emilia y es por eso que anunciaron que la primera semana de agosto retornarán al Congreso para lograr “cerrar la ventana que los legisladores dejaron abierta”.

“Consideramos que esta es una burla, una cachetada a todo el trabajo ciudadano que hay de fondo y creemos entonces que es necesario exigir respuesta y esas respuestas las estamos exigiendo a la Corte de Apelaciones, a los tribunales y a la Corte Suprema si es necesario, pero también , los segundos responsables están en el Congreso y son los diputados y senadores de la Comisión de Constitución13906935_10154513045943159_9082801524315856977_n, Legislación y Justicia que nos aseguraron que con la Ley Emilia se iba a acabar la impunidad con este tipo de crímenes”.

“Vamos a volver al Congreso y ya no somos únicamente una familia y un dolor, sino que más de 300 familias las que les vamos a exigir que se comprometan con la justicia legislando como corresponde”, aseveró la Presidenta de la Fundación Emilia Silva Figueroa.

Las familias concluyeron su manifestación pacífica dejando flores rojas en las puertas de la Corte de Apelaciones sin descartar realizar nuevas acciones buscando el fin de las interpretaciones a la Ley Emilia y la impunidad.

 

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«El fiscal adjunto nos ha dicho que no aplicarán la Ley Emilia»

El 6 de septiembre del año 2015, Juan Cubillos (29 años) murió  a causa de un choque vehicular en la localidad de San Fernando. Tanto él como la persona que conducían iban en estado de ebriedad, por lo que su caso es polémico y no exento de problemas y ante lo cual, como Fundación Emilia, nos abocaremos a exigir el cumplimiento y aplicación de la Ley Emilia por la justicia. 

Su familia ha debido enfrentar el cambio de fiscal en cuatro oportunidades además del poco criterio de profesionales quienes incluso le han señalado que no se aplicará la Ley Emilia en su caso y que no vale la pena continuar el juicio, aconsejándole tomar una demanda civil para recibir una indemnización de $2.000.000. 

Carolay, única hermana de Juan, nos relata su historia. 

 

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«En primera instancia, nos pusieron a cargo del caso a Marcelo Duque quien nos recibió muy amablemente a mi mamá y a mí y él nos explicó que esta persona iba a ser juzgada bajo la Ley Emilia por su ebriedad, por matar a mi hermano, pero que como Juan también iba ebrio, iba a recibir la pena mínima, o sea, un año de presidio efectivo.

Cuando pedimos una copia de la carpeta investigativa, el Sr. Duque cambió y se puso todo más engorroso, porque no nos querían dar hora de atención y hasta nos cambiaron a los fiscales sin avisarnos. Llegábamos a hacer trámites con mi mamá y ahí nos enterábamos. Todo eso nos desmotivó mucho, nos hacía dudar de la justicia.

Ahora llegamos al Señor Lucio Ugas que trató con mucho desdén a mi mamá diciéndole que para qué queríamos que esta persona lo tomaran preso si mi hermano ya estaba muerto. Este fiscal le dijo que no se aplicaría la Ley Emilia, pero no dio ninguna razón y por eso nosotros buscamos a la Fundación Emilia porque me parece irrisorio lo que está pasando.

Ugas le dijo a mi mamá que solamente pedirían 5 años de libertad vigilada porque había salido una nueva ley y se lo mostró en un folleto que estoy segura que ni se había leído bien. También le dijo que si quería plata, entonces que pusiera una demanda civil y le sacaría 1 o 2 millones, que eso era lo más que podía aspirar, pero él no entiende que lo que buscamos no es plata, porque eso no da consuelo.

El fiscal nos dijo que nadie había obligado a mi hermano a subirse a un auto que manejaba una persona ebria y eso es verdad, pero no le quita responsabilidad al que conducía.

Mi mamá y mi papá son personas de campo, pero eso no significa que les puedan meter el dedo en la boca respecto a algo tan importante. He intentado estudiar harto por mi cuenta sobre esta ley y me he dado cuenta que es él quien está equivocado y que quiere dejarnos sin justicia.

Este tipo que iba manejando pagó $100.000 y lo dejaron libre al inicio del juicio con la fianza, más firma quincenal y licencia de conducir provisoria porque su trabajo lo hace manejando  y eso me molesta porque creo que es un doble golpe para nuestra familia.

Este 18 de abril veremos si se llega a juicio abreviado, pero eso tampoco sabíamos porque como víctimas nadie nos avisó ni preguntó si estábamos de acuerdo o no y se supone que es lo mínimo que se espera.

Es cierto que mi hermano ya está muerto y que no podrá ver si se hizo justicia o no con su muerte, pero ¿qué pasa si este tipo queda libre y lo vuelve a hacer? Yo no le doy a nadie el dolor que se siente de perder a alguien que uno ama sin tener ni el derecho a despedirse.

Para nuestra familia todo esto fue muy fuerte, mis primos recién están retomando lo que es salir a carretear, pero ahora lo vemos de manera distinta, ahora nos cuidamos y hay más responsabilidad, tenemos más comunicación y siempre estamos aconsejándonos para que no ocurra otra desgracia. Eso es lo que nos pasó, fue lo único bueno que se rescata de todo esto, las lecciones y el mea culpa.»

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Macarena Benítez Espinoza

Periodista

Fundación Emilia Silva Figueroa, Víctimas de Accidentes

Fundación Emilia se reunió con Subsecretaria de Previsión Social

En la cita, Carolina Figueroa, Presidenta de la Fundación Emilia Silva Figueroa, solicitó a Julia Urquieta, Subsecretaria de Previsión Social, estudiar algún mecanismo que permita informar directamente a víctimas de accidentes de tránsito sobre la Pensión Solidaria de Invalidez.

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La Subsecretaria de Previsión Social, Julia Urquieta, recibió a la directiva de la Fundación Emilia, encabezada por su presidenta Carolina Figueroa, quien solicitó a la autoridad revisar la posibilidad de difundir de manera especial la Pensión Básica Solidaria de Invalidez entre las personas que sufren accidentes graves de tránsito.

“Le hemos pedido a la Subsecretaría de Previsión Social que nos ayude con la difusión de la pensión (solidaria) de invalidez para los lesionados graves, gravísimos de siniestros viales”, recalcó Carolina Figueroa.

Respecto a este último punto, la presidenta de la Fundación Emilia indicó que “cada año en Chile hay un promedio de 57 mil lesionados, entre ellos hay un porcentaje alto de lesionados que quedan con un 75 por ciento o más de invalidez y esos lesionados no conocen sus derechos en relación a este beneficio estatal”.

Por esta razón, “queremos saber si se puede hacer un sistema de difusión específico para este tipo de víctimas, que son vulnerables, que no tienen conocimiento y no tienen forma de acceder a la información de esta pensión”, concluyó Carolina.

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“Los jueces aplican las leyes como mejor les parece”

IMG_ru7lkhRodrigo Ruiz Almonacid tenía 22 años cuando el 12 de noviembre del 2014, mientras viajaba en el asiento trasero de un auto conducido por un amigo borracho, falleció al salir eyectado del vehículo en la ciudad de Concepción. Su caso no ha presentado mayores avances, lo que su familia atribuye a la lentitud de la justicia y a la poca cooperación de los otros dos ocupantes del auto.

A casi dos años del fatal choque, María Eugenia, madre de Rodrigo clama por justicia y verdad, además de derribar mentiras que se tejen frente a la muerte de su hijo y que según relata, solamente acrecientan el dolor de su temprana partida.

“Me enteré de la muerte de mi hijo por carabineros cuando alrededor de las 7 am. tocaron el citófono en mi casa y me preguntan por Rodrigo Ruiz Almonacid y le digo que sí, que es uno de mis hijos,  pero que él estudia en Concepción así que no se encuentra en casa. Carabineros me pide que salga porque necesitan hablar conmigo y ahí al salir, comprendí todo.

Fui hasta la reja y me dicen que cerca de las 03:30 había habido un accidente y que mi hijo había fallecido. Yo simplemente no lo quería creer.

Eran tres personas las que iban en el auto: el conductor, el copiloto y atrás venía mi hijo durmiendo. Todo esto lo sé porque lo relató el copiloto, que era el dueño del vehículo y le pidió al otro amigo que manejara porque venían con trago, pero como el papá del conductor era carabinero, les podía sacar los partes o ayudarlos si tenían algún problema.

El inculpado y conductor, Máximo Otárola, de unos 24 años, nunca reconoció nada ni dio la cara, al contrario, siempre está tratando de zafar de cualquier responsabilidad. Esta persona nunca se acercó a pedirnos disculpas o decir que lo sentía, pero yo sí cada vez que lo veía le pedía que dijera la verdad, porque él llegó hasta a inventar que iba una cuarta persona y que esa persona iba manejando.

En una oportunidad yo iba con mi hija mayor y nos encontramos con él y me dijo que lo que pasaba era que tenía miedo de confesar y decir lo que había pasado. También traté de hablar con la mamá de este joven para implorarle que hablara con él y que lo hiciera entrar en razón porque yo entiendo que ninguno de ellos buscó esto, pero soy yo la que se llevó el dolor mayor y a eso tengo que sumarle las mentiras.

Todos los que viajaban esa noche en el auto eran amigos, se conocían de toda una vida porque todos vivían relativamente cerca. Yo suponía que eran amigos, pero está claro que no era así o de lo contrario, no hubieran actuado así.

Se han hablado tantas cosas que no son ciertas y que me duelen más todavía, incluso en los medios, porque decían que mi hijo iba tonteando con el cuerpo afuera, pero eso no es verdad. Rodrigo no era osado y eso lo saben todos los que lo conocieron. Mi hijo murió, y murió decapitado al salir disparado, pero no fue algo que él se buscó.

Ellos venían en ese auto después de haber estado en una discoteque, pero mi hijo no se bajó, sino que se quedó durmiendo en la parte de atrás del auto porque había tomado y eso lo confirmó el dueño del auto.

Después de salir de la discoteque , se sacaron fotos. Hay imágenes que  el conductor y el copiloto le sacan al velocímetro marcando 140 km/hora y después a 180 para más rato sacarse selfies conduciendo e incluso, le sacaban fotos a mi hijo durmiendo atrás. Ellos hicieron de esto un juego, creían que lo estaban pasando bien, sin embargo, condujeron a la muerte a mi hijo que sí había sido responsable, pero el auto se les fue en una curva y era algo lógico si iban a 180 o quizás a más.

Conozco tan poco de como ha ido avanzando el caso, hay cosas que yo no sé. Lo poco que me han dicho es que el auto lo periciaron ese día y después se lo entregaron inmediatamente a su dueño, ahí lo desarmaron y supongo que después lo vendieron por piezas para que desapareciera.

No hemos podido tener justicia porque usted sabe, si uno no paga un buen abogado las cosas no avanzan y aquí estamos, sin tener a nadie preso.  Cuando creí que íbamos a tener avances y el conductor del auto tuvo que declarar, prefirió guardar silencio y quedamos nuevamente en nada.

Nosotros nos apoyamos solamente en nuestra voluntad para seguir adelante, no tenemos nada más.  Con mis hijas, lucho día a día por estar unidas para enfrentar lo que venga.

No puedo entender como los carabineros no pudieron avanzar más si al momento de llegar al accidente ven que hay un joven atrapado, mi hijo que había salido impulsado fuera del auto y había muerto decapitado y otro joven, parado afuera del auto y que carabineros le crea el testimonio de que iba una cuarta persona manejando, pero que no le saben el nombre ni ningún dato porque se arrancó. Eso me parece terrible.

La Ley Emilia se está aplicando por parte de la justicia de manera ineficiente. Siempre vemos en la tele casos de personas que asesinan y se inician juicios, pero quedan en nada que es lo que está pasando con el caso de mi hijo Rodrigo. Es como si la ley la acomodara cada juez a su gusto como pasó con el caso del futbolista que atropelló a una chica y al final, casi parecía que culpaban a la joven y no a él, claro, porque es  famoso y con recursos.

Si carabineros se fuera a parar afuera de una discoteque ¿qué pasaría?, claro, se darían cuenta que salen los jóvenes borrachos, algunos hechos bolsa y todos ellos se suben igual a su auto y se van. Carabineros dice que no puede llevarlos presos todos, pero ahí uno se da cuenta que no se aplica la ley porque está claro que no se puede conducir con alcohol. Ni quienes deben hacer cumplir las leyes las aplican como se debe».

Macarena Benítez

Periodista

Fundación Emilia Silva Figueroa, Víctimas de Accidentes

 

“A pesar de todo, yo confío en que se hará justicia por la muerte de mi hermano”

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Floridor Acevedo falleció atropellado el 1 de mayo del 2015 por un hombre que tuvo la frialdad de descender de su camioneta, mirar al hombre tendido en la calle agonizando y volver a subir a su  vehículo para emprender la huida. Hoy su familia enfrenta por un lado el dolor de esta injusta pérdida, pero además, debe esperar la resolución de la justicia ante la solicitud del acusado de anular el fallo que lo había condenado a dos años de cárcel efectiva. Justicia, dignidad, compañía y no dejar que esta muerte quede en el olvido.

 Ana Acevedo habla con voz pausada y con un dejo de cansancio luego de terminar una jornada más de trámites en tribunales y largas conversaciones con fiscales, tratando de abrir puertas para recibir esa anhelada justicia que hasta ahora, le es esquiva.

Fue en mayo del 2015 cuando un hombre borracho atropelló al mayor de los hermanos Acevedo y desde ese momento,  nada ha sido igual. Y es que la partida de Floridor (79) duele y no sólo en sus más cercanos, sino que en todos los que lo conocían por  su chispa,  honestidad, jovialidad y por ser el puntal de la familia, además de un destacado jugador de rayuela, reconocido en la Provincia de San Antonio.

Justamente estaba con sus compañeros y amigos rayueleros compartiendo en el “Club Ferroviario de Rayuela” la madrugada del 1 de mayo cuando al retirarse, tuvo que esperar por más de una hora locomoción hasta su casa. Fue ahí cuando  vio luces que quizás en la oscuridad de la noche las confundió con las de un colectivo y al intentar acercarse, cayó al suelo siendo atropellado por Aldo Rojas Hernández, reconocido por ser dueño de un local nocturno de San Antonio.

Existen evidencias de video que demuestran este fatal atropello, sin embargo, el autor del hecho se bajó de su vehículo, vio el estado de Floridor y luego, partió a toda velocidad dejando sin auxilio a Floridor.

A las 15:00 horas del día siguiente Aldo Rojas decide entregarse  a  la PDI acompañado de su abogado y recién dos horas después se le practica la alcoholemia, la que según los informes, arroja 0% de alcohol en la sangre.

Este caso se ha convertido en uno de los emblemáticos dentro de la Provincia de San Antonio dado que es el primero bajo la Ley Emilia, sin embargo, la tramitación no ha sido la que la familia espera y hoy deben esperar nuevas resoluciones ante la solicitud del acusado de la nulidad de la resolución del tribunal de San Antonio que ya había dictado dos años de cárcel efectiva.

Para Ana Acevedo, una de sus hermanas, este es un nuevo golpe “porque ya hemos sufrido mucho por ser pobres y porque esta persona contrató a un abogado que es una eminencia y que para nosotros es imposible pagar”.

“Aún con todo lo que hemos pasado, confío en que la justicia verá lo que pasó y hará lo suyo para que por fin mi hermano y nosotros podamos descansar. Tengo fe en que le darán los años que merece por matar a una persona, porque era un hombre bueno y no un perro”, agregó Ana.

“Todo esto ha sido humillante, imagínese que acá toda la familia y los amigos nos organizamos para vender plato único con pescado frito para pagar el abogado que nos pidió $1.200.000 sin que viéramos ningún resultado positivo, hasta que debí decirle que dejara el caso porque no podía seguir pagando… ¿cómo lo iba a hacer si al final era mi hermano el que me ayudaba a vender ensaladitas para tener para nuestros gastos y ya no lo tengo?”.

“Nos hemos encontrado de frente con jueces vendidos acá en San Antonio, pero aún así , cuando he ido a declarar, me encomiendo y pido la justicia de Dios y de los hombres para mi hermano porque se lo merece. Imagine que ya ha pasado casi un año y todos siguen acá pendientes de su caso y extrañándolo”, enfatizó una de las hermanas de Floridor.

“Debemos agradecer eso sí a la Fundación Emilia por su apoyo y por orientarnos, porque gracias a eso no decaemos cada vez que recordamos que a mi hermano hay que ir a verlo a un cementerio mientras que este tipo anda suelto en la calle disfrutando de todo”, se lamentó Ana quien continúa a la espera de un fallo definitivo, anhelando que la justicia no innove en el juicio por el asesinato de una nueva víctima inocente a manos de un borracho al volante.

 

Macarena Benítez Espinoza

Periodista Fundación Emilia Silva Figueroa

 

 

 

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