«Se supone que un juez debe respetar la ley y no atropellar e intimidar con un arma»

La tarde del 4 de octubre, Elena Zavala (64años)  fue atropellada cuando se dirigía desde un bingo hasta su casa. Podría ser uno de los muchos otros casos de atropellos que lamentablemente suceden a diario, pero un elemento extra llevó este caso a las portadas de los diarios y a las luces de la televisión.

El autor del hecho, Anibal Rey Ríos, juez del Segundo Juzgado de Valparaíso había huido del lugar de los hechos y luego que testigos anotaran su placa patente y otros lo siguieran, sacó un arma para intimidar según lo que señaló a la prensa  “al sentirse perseguido porque pensé que me iban a asaltar”. 

Más de un mes después, Elena continua en reposo con graves lesiones en su pierna, pero por sobretodo, con secuelas anímicas tanto por el atropello como por la actitud del autor, quien junto con darse a la fuga, aseguró que había tomado contacto con la víctima para prestar ayuda, cosa que Elena explica, no ha ocurrido.

«Se supone que un juez debe respetar la ley y no atropellar e intimidar con un arma»

El 4 de octubre venía de un bingo del centro de madres, allá estuve toda la tarde con mi nieta de 5 años y a la hora de venirnos, ella me dijo que quería devolverse con mi hermano y así lo hicimos, porque me vine después con mi amiga Ana María.

Pasadas las 8 de la tarde, veníamos con ella caminando hacia mi casa y cruzamos en Agua Santa por el paso de cebra a la altura de la bencinera. Aunque era el paso de cebra, esperamos igual a que se detuvieran los autos y recién ahí cruzamos cuando de repente vi venir una cosa blanca cuando ya estaba cerca, casi encima mio y de ahí no supe más hasta que me vi tirada en el suelo.

El auto bajaba desde Agua Santa hasta el centro de Viña, venía con exceso de velocidad y adelantó a los autos que sí se detuvieron y fue ahí cuando me agarró. Mi amiga se salvó de milagro porque iba un paso más adelante, pero sintió el roce.

Lo que más me dolió fue saber que el tipo que me atropelló era un juez y que aún con eso, no paró a prestarme auxilio ni a preguntar si estaba grave, él arrancó como un cobarde.

A mí me ayudaron mi amiga y gente que estaba por ahí, pero también vecinos de los edificios porque el ruido fue fuerte, así es que es ilógico lo que dice esta persona que no se dio cuenta que me había atropellado.

Me sentí tan mal cuando reaccioné y me vi tirada en el piso sin poder moverme porque estaba morada entera y con un dolor espantoso en las piernas, que ni con la ayuda de la gente pude enderezarme.

Hubo un testigo que iba en su auto con su esposa y una guagua y ellos al darse cuenta que el tipo se estaba fugando decidieron seguirlo y recién lo pillaron en la Gruta Lourdes y fue ahí cuando él para, saca el arma y los amenaza como dijeron en las noticias.

 Yo no creo para nada esa versión que entregó que pensó que lo querían asaltar y que por eso sacó el arma, eso no es cierto. Lo que pasó es que él supo que había atropellado a alguien y quería arrancar rápido y al darse cuenta que no podía, se le ocurrió amenazar.

Esta persona estuvo en el sur por dos semanas, se arrancó y en ese tiempo pudo demás hacerle todos los arreglos a la camioneta y por eso cuando después ya lo encuentran dice que le revisen el auto porque no tenía nada.

Es imposible que no se haya dado cuenta, porque un señor desde un cuarto piso del edificio que está cerca de ese cruce pudo captar todo, sintió el ruido y se asomó, es porque hubo ruido suficiente. Tampoco fue tarde, así que no puede decir que fue porque estaba oscuro y con el alto tráfico de autos que vienen y van a Santiago, está muy iluminado siempre.

Todo fue muy rápido, pero lo único que pensaba mientras estaba tirada ahí era menos mal que mi nieta se había ido antes o si no me la mata. Cada vez que recuerdo en mi cabeza el momento, agradezco que la niña se haya querido ir antes con mi hermano o si no hoy estaría llorándola.

En todo este tiempo este tipo no ha tenido ningún contacto conmigo ni con mi familia. Ya no sé cómo calificarlo, porque miente diciendo que se ha acercado a mí para saber si estoy bien, pero eso no es cierto, ninguna llamada ni visita, nada y eso me parece una nueva burla.

La ambulancia llegó, me entablillaron y me pusieron cuello y en ese rato ya estaba conmigo mi otra hija. Nunca perdí el conocimiento, pero cuando llegué al Hospital Gustavo Fricke, el médico me evaluó y me dijeron que debía operarme la pierna izquierda por fracturas múltiples, pero yo no quise. El doctor le dijo a mi hija que necesitaba operarme, pero que era mejor que me llevara a una clínica privada y que ahí me operaran de urgencia porque tenía a otra paciente con el tobillo roto y ya llevaba esperando 24 horas sentada en una silla porque según lo que nos dijo, no habían camillas.

¿Se imagina lo que era para mí quedarme sentada ahí con el dolor esperando que se desocupara un pabellón y que llegara un médico? Para mi familia era imposible, porque se trata de una operación que por lo bajo cuesta 5 millones y para nosotros es inalcanzable, es otra nuestra realidad.

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Todavía no sé cómo voy a quedar porque tengo que ir a otro control, pero lo que sí sé es que a lo menos son dos meses en cama sin mover la pierna . Mi hija me levanta de a poco y logro sentarme un rato en el sillón, porque tengo que ir preparándome para bajar esta tremenda escala cuando tenga control. Hace siete años que soy viuda y nadie más nos puede ayudar a desplazarme hasta llegar a la calle.

Antes de esto, mi vida era otra; iba a curso de pintura en yeso, bordado de cinta, iba al centro de madres, tenía reuniones todas las semanas, pero además me  hacia cargo de la casa y de mi nieta porque mi hija estaba enferma y ahora nada de eso puedo hacer y necesito ayuda para todo, desde lavarme hasta ir al baño y esperar a que haya alguien en la casa para que me puedan acomodar.

Todo lo que estoy pasando no se compensa con nada. Nada me puede devolver todo este tiempo perdido donde he estado tan deprimida y triste, llorando por este antes y después que me tocó sin que yo cometiera ninguna irresponsabilidad.

Yo lo que espero es justicia por todo el daño que me hizo. Quiero que tenga un juicio como cualquier persona y no que por ser un juez tenga garantías o un tratamiento especial que después lo vayan a dejar libre.

No sabemos nada del avance del juicio, solamente que han llamado a testigos desde la PDI , pero nada más, así es que nos sentimos pasadas a llevar y no tenemos idea si eso es porque es una persona importante y están tratando de ocultar algo o simplemente mi caso se llevará así.

 “Nosotras sufrimos con lo que le pasó a mi  mamá, pero la tenemos aquí y a mi hija igual. No las tenemos que ir a llorar a un cementerio, pero aun así, sufrimos y tenemos un gran gasto económico y el desgaste psicológico para ella y para todos, como la preocupación para que su recuperación sea total”, explica su hija Johana.

Tengo muchos gastos y la plata no alcanza; pañales, remedios y sin contar que me siento mal anímicamente, pero no puedo ir al psicólogo. Aún no viene la asistente social, pero hemos avanzado en que mi nieta ya tenga una visita al psicólogo porque ella también quedó muy afectada porque podría haber terminado grave o quizás muerta y porque ve a su abuelita en una cama todo el día y ya no puedo hacer con ella todos los planes que teníamos.

No he tenido atención psicológica aún porque ellos no hacen domicilio y yo no me puedo mover, pero estamos conversando para que vengan aunque sea una sola vez y me ayuden para estar con más ánimo.

Me siento decepcionada porque después que salió en las noticias al día siguiente se olvidó todo y no hay avance, menos creo que vaya a tener justicia. No me siento resguardada mientras él, la persona que me atropelló, vive su vida normalmente y nadie sabe si lo volverá a hacer  y seguirá pensando que en vez de atropellar a una persona, atropelló a un perro sin ninguna contemplación.

Sra elena

Hay cosas muy extrañas en todo esto porque cuando atropellaron a mi mamá porque carabineros dijo que con la patente podían ubicar la dirección y ahí se dieron cuenta que la dirección registrada era la de tribunales y obviamente estaba cerrado porque era un día domingo en la noche, pero no pasó nada porque no fueron tampoco el lunes a primera hora entonces, para nosotros, acá hay un trato preferencial que no da ninguna tranquilidad.

Yo creo que Aníbal Rey iba manejando con trago porque o si no hubiera medido sus actos y no se hubiera arrancado ni menos sacar un arma. No quiso dar la cara y prefirió arrancar y por eso, para mí tiene muy bien puesto su nombre de Juez de Hierro aunque yo creo que es más un cara de palo. No puedo perdonar a alguien que se esconde en su cargo, que miente y que me trató peor que a un animal atropellado… simplemente no puedo”.

Por Macarena Benítez Espinoza

Periodista Fundación Emilia Silva Figueroa. Víctimas de Accidentes

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