En marzo del año 2012 Francisca Florenzano, ex Directora SENDA, señalaba al diario La Segunda que habría “una medición de la conducción bajo el efecto de las drogas, por lo que en un par de meses estaríamos fiscalizando” y agregó “se ocuparán narcotest o lengüetas que a través de la saliva identifican si hay presencia de estupefacientes”. Sin embargo, pasados los meses su implementación quedó en el olvido centrando los recursos y las campañas en la prevención de accidentes por el consumo de alcohol con el programa denominado en aquel período como “Plan calles sin alcohol”.
En el año 2013, en plena vigencia de la Ley de Tolerancia 0, se trató de promover nuevamente la implementación de los narcotest luego del terrible atropello de Cristóbal Vicuña, joven universitario que falleció a causa de un conductor que lo hacía bajo la ingesta de cuatro clonazepam. El argumento para reimpulsar esta medida fue el aumento del consumo de benzodiacepinas con y sin receta en la población nacional.
En esa oportunidad, Francisca Florezcano declaró que “ante el aumento sostenido del consumo de este tipo de drogas, SENDA se encuentra realizando estudios para implementar un narcotest en los controles a conductores” (La Tercera, 02/10/2013); agregando que llevaban un año estudiando internamente en SENDA la posibilidad de introducir la medición, definiendo que serían cuatro las drogas que se fiscalizarían: benzodiacepinas, anfetaminas, cocaína y marihuana.
La medida continuó en evaluación durante ese año y el siguiente, sin llegar a aplicarse. En junio del 2014, Carabineros de Chile anunció que para el año 2015, como parte del plan de reestructuración de la Dirección de Tránsito de la Institución, se incorporarían en los controles carreteros el uso de narcotest.
En abril del 2015 Lidia Amarales, ex Directora de Senda señaló en Chilevisión que “estaban trabajando en una mesa conjunta con CONASET y Carabineros”, recalcando que ya existía un cronograma y un estudio comparativo con países en que se aplicaba el narcotest, implementando el modelo el 2016.
El 17 de Agosto del año 2015, nuevamente se señaló en el diario La Tercera la necesidad de contar con un sistema de narcotest para la prevención, fiscalización y penalización del delito de conducción bajo el efecto de estupefacientes, anunciado ahora para el 2017.
Como Fundación hemos golpeado todas las puertas pidiendo respuestas sobre esta problemática, desde el Ministerio de Justicia, Ministerio Público hasta llegar al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. En ese contexto en Enero del 2016 el Ministro de Transportes Andrés Gomez-Lobo “comprometió el apoyo del Gobierno para un acuerdo de diputados que busca concretar la aplicación del narcotest para conductores”.
Sin embargo, luego de casi seis años de etéreas discusiones y estudios, el Memorandun Nº 216 emitido por CONASET el 18 de Octubre del presente año se estableció que el Proyecto Narcotest “se encuentra sin avances ya que se requiere inversión para su implementación, tanto de parte de Transportes como del Servicio Médico Legal”, y dada la restricción presupuestaria no es viable su implementación.
Como Fundación rechazamos esta respuesta y queremos señalar que:
- Como miembro pleno de la OCDE desde el 2010, Chile tiene entre los objetivos promovidos por este organismo los requerimiento de seguridad vial que también se encuentran señalados en los principios del Decenio de Acción para la Seguridad Vial (2010-2010) impulsados por la ONU y la OMS, donde se sugiere claramente la utilización de equipos de detección de alcohol y drogas en los programas de fiscalización vial.
- La discusión sobre los mecanismos de análisis de influencia de estupefacientes en imputados ha sido impulsado desde la Reforma Procesal Penal el año 2004, donde se estableció entre los procedimientos de peritajes en causas penales el uso de equipos como los nascotest (CONACE y Defensoría Pública, 2004) cuestión que hoy no sucede, más allá de lo estipulado en la ley, con los delitos viales.
- La implementación de los narcotest es necesaria por la responsabilidad que asumimos como sociedad frente a temas vinculados a la conducción o el ejercicio de actividades profesionales disociados del consumo de alcohol o sustancias sicotrópicas. El elemento disociativo de conductas es precisamente lo que se busca con distintas medidas de fiscalización que, no solo aportan a la seguridad vial, sino también a la aplicación de justicia.
- Postergar la implementación de estas medidas de control vial es minimizar las muertes de las víctimas, los cambios culturales no solo se logran hablando sino también actuando apostando promoviendo reformar que buscan salvar vidas.