El matrimonio compuesto por María Magdalena Concha y Juan Luis Marambio regresaba a su hogar en Concón la madrugada del 4 de mayo del 2008 cuando una camioneta conducida por un hombre en estado de ebriedad los impactó, muriendo la mujer a los pocos minutos y dejando a su esposo gravemente herido. Tras 7 años, la familia aún busca justicia e intenta rearmarse tras la pérdida de María Magdalena y es que los tres millones de pesos que les ofrecieron como indemnización no hicieron más que acrecentar la herida y el dolor, por lo que hoy buscan justicia y ayudar a que los conductores tomen consciencia de cómo puede terminar una noche de fiesta si se mezclan alcohol, drogas y conducción.
Johana Marambio Concha es la hija del medio del matrimonio compuesto por María Magdalena y Juan Luis. Aunque ya han pasado más de siete años del choque que le arrebató a su madre, ella , al igual que el resto de la familia no logra superar el dolor y a los pocos minutos de iniciada esta entrevista se quiebra y comienza a llorar reviviendo lo terrible de esa noche.
Dado que al momento del delito vehicular no existía la Ley Emilia, el inculpado identificado con las iniciales J.L.M.C solo fue sentenciado al pago de 3 UTM al Estado y la suspensión de la licencia de conducir por tres años. Hoy la familia de la víctima lleva adelante una demanda civil por indemnización de perjuicios -la que aún no tiene respuesta- mientras que las hijas del matrimonio y sus parientes más cercanos se rearman en cada fecha importante para recordar a María Magdalena, intentar seguir con los proyectos inconclusos y educar para que nunca más una familia deba enfrentar el sufrimiento que ellos padecen.
El último “Te amo”
El auto de mis papás estaba en el taller, por eso, ellos estaban usando el mio porque yo estaba muy enferma esa semana
Mi mamá estaba a días de firmar su gran proyecto que era tener su propio restaurant y justo firmaba un lunes todos los papeles y el accidente ocurrió un viernes en la madrugada, por lo que no alcanzó a cumplir ese sueño.
Esa noche ella llegó de su trabajo y pasó a mi casa para saber cómo me sentía y le dije que estaba mejor, que me había bajado la fiebre y que lo único que quería era acostarme y dormir. Sentí que estaba rara, pero me dijo que solo era cansancio y la animé diciéndole que ya firmaría su contrato y si bien tendría más cansancio mental, estaría más feliz y con más satisfacciones. Me despedí diciéndole que la amaba mucho y me dijo “yo también hija” con un beso en la frente… eso fue lo último que hablamos entre las dos porque después de unas horas llegó mi hermana corriendo a despertarme y se enojó porque llevaba mucho tiempo llamándome y yo no contestaba el celular porque no lo encontraba. Ahí me dice que mis papás habían tenido un accidente y que el auto había quedado hecho pebre, pero le dije que no me importaba y que sólo quería saber de ellos y que estuvieran bien…. Me imaginé que era un choque pequeño.
“No quería convencerme que ya no estaría”
En eso me llama una amiga que trabajaba en el SAPU de Concón y que le había tocado ir al lugar del accidente y me pide que me vaya rápido para allá. Cuando llegué, vi que estaban entrando a mi papá, corrí, lo abracé y lo besé, pero él estaba inconsciente y lo llevaron a la sala de reanimación y ahí me doy cuenta recién que mi mamá no estaba.
Me desesperé y sacudía a mi amiga preguntándole por ella, pero no le salía la voz. Había un médico de turno y me dijo: Déjate de hacer show y anda al lugar donde fue el accidente porque allá tienen a tu mamá muerta.
Me fui corriendo desde el SAPU hasta la bencinera donde había sido el choque. Estaba todo cercado, lleno de carabineros y bomberos además de mucha gente y el auto estaba tapado con un plástico celeste. Cuando llegué carabineros me detuvo, no me querían dejar pasar, pero les insistí que era la hija y quería verla y estar con ella y ahí estaba muerta. La tomé en mis brazos y le imploré que por favor no me dejara, que por qué me hacía eso, que yo no iba a poder quedarme sola sin ella.
Recién asumí que ella se me había ido cuando le sentí un olor particular y pasa que dos años antes que fuera ese choque, yo había perdido una pareja de un coma diabético y él se murió en mis brazos y cuando lo fui a retirar del Servicio Médico Legal le sentí un olor muy específico que fue el mismo que esa noche tenía mi mamá.
Estuve por horas abrazada a ella en el lugar del accidente, pero en un momento de todas esas horas, siento el ruido de la ambulancia y era que llevaban a mi papá al Hospital Gustavo Fricke porque se había agravado. Entendí gracias a mi mamá que mi papá estaba vivo y que tenía que luchar por él, cuidarlo y acompañarlo… fue como que sentí que ella me pedía que la dejara partir y que cuidara de él.
Mi hermana mayor también estaba ahí al lado y ella tenía 39 semanas de embarazo, estaba a punto de tener su bebé y la dejé acompañando a mi papá. Mi hermana menor es más racional y ella se preocupó de los trámites y de que había que buscar un abogado.
A mí me tocó la parte más difícil que fue decirle a mi papá que mi mamá ya no estaría con nosotros y también lo cuidé por cinco meses porque él quedó muy mal de salud y mentalmente. Extrañaba a su esposa, a su negra y es que llevaban 32 años de matrimonio, donde los últimos dos años habían estado trabajando juntos.
“ Nunca nos pidió perdón ni disculpas”
El accidente pasó porque a mi papá le tocaba semáforo en rojo y él detiene el auto ahí justo en una esquina. El otro chofer manejando una camioneta muy grande y cuando a mi papá le toca verde y va a cruzar con mi auto al servicentro a comprar cigarros, este tipo no respeta la luz y los choca con una fuerza tremenda, tanto que el auto quedó destruido por el lado donde iba mi mamá de copiloto.
A mi hermana esa noche la llama su ex cuñado que trabajaba en el servicentro y que vio el choque y le dijo que este tipo iba a más de 120 kilómetros en una calle que no era para esa velocidad. Nos dicen que mi papá perdió el conocimiento, pero que mi mamá no y que incluso le habló y le dijo que estaba bien y pidió que nos avisaran a la familia y que le llevaran su cartera, pero eso fue en un momento, pero la autopsia dice que la muerte fue casi inmediata por la gravedad de las lesiones y la cantidad de huesos rotos… no tenía posibilidad de vivir.
Esta persona no quedó con heridas graves ni nada de eso, incluso, nos contaron que iba en tan mal estado por el alcohol que se puso a tomar bencina cuando se bajó de su camioneta y cuando llegó carabineros y se lo lleva detenido no pidió disculpas ni nada.
El parte policial dice que iba en evidente estado etílico, pero los test marcaron cero, ahí hubo un error que todavía no entendemos y también supimos que iba con droga. Su parada siempre ha sido la de un hombre prepotente, nunca, en ningún momento en todos estos años él se ha acercado a pedir alguna disculpa a nuestra familia, nada y es más, él vive en Concón y nos encontramos con él a veces, tenemos amistades en común y eso hace todo más terrible.
Yo sé que él no se levantó ese día pensando en que iba a matar a mi mamá, pero sí sabía que había tomado e igual decidió manejar y con eso nos la quitó y llevamos años y años con este dolor que no se pasa.
A él se le suspendió por tres años la licencia, pero en realidad fueron dos porque se le descontó el año que duró el proceso y 3 UTM a pagar al Estado. El abogado que lo defendía ofreció indemnizarnos con tres millones de pesos, lo que nos pareció una burla y una ofensa; era una falta de respeto.
“Vivimos aferrados a sus recuerdos”
Él nos destruyó como familia, ella era el puntal, la que contenía , la que traía alegría y la que unía. Mi papá dejó de ser ese hombre fuerte, cambió tanto por el dolor. Mi abuela también quedó destrozada y todos realmente, incluso dos hijas que mi mamá tuvo en su primer matrimonio y a ellas también les quedaron cosas pendientes por hablar con nuestra mamá y esta persona nos arrebató hasta eso.
Mi sobrina nació a los dos días de la muerte de mi mamá, así es que cada cumpleaños de ella la recordamos y quisiéramos tenerla con nosotras. Después de su muerte, mi hermana menor comenzó con crisis de pánico, pero nunca se las trató. Mi hermana mayor y yo seguimos con problemas y no hemos podido superarlo, continuamos con psiquiatra y psicólogo porque nos sentimos trancadas.
Mi mamá siempre me decía que quería que le diera una nieta y yo en ese momento no quería porque estaba estudiando y trabajando. Cuando ella murió y quedé embarazada fue para ella, para darle una alegría aunque ya no estuviera conmigo.
“En Chile la justicia se preocupa de cosas que no son importantes, pero no de la vida de las personas”
Cada choque que veo en la tele me trae recuerdos y dolor y cuando se aprobó esta Ley después de la muerte de Emilia ahí pensé ¿por qué no pedir ayuda?, ¿ por qué no buscar justicia? . Esto no se trata de plata porque ese dinero no nos devuelve a mi mamá, pero lo que yo busco es que no vuelva a pasar esto, pero también pienso que él debería tomar consciencia que si vuelve a manejar y tomar y pasa algo se irá preso y no quedará impune como fue con nosotros.
Creo que en Chile no hay justicia, que apuran leyes que son innecesarias para los ciudadanos, pero que en cosas que sí importan, son muy lentos y pareciera que no les importa que una persona mate a otra.
Todos en la casa manejamos, entonces, cuando nos juntamos, uno de nosotros no maneja y lleva a las otras personas. Somos responsables porque sabemos lo que es el dolor.
Espero que la gente asuma que si toman y van a manejar su propio auto o uno de la locomoción colectiva, es lo mismo que si toman y llevan un arma, porque pueden matar a una persona inocente y que piensen que lo mismo le puede pasar a su propio hijo o padres. Hace falta que la gente empatice y se ponga en nuestro lugar y que respeten el derecho a la vida… es lo único que pedimos.