Lunes 7 de Octubre:- Las Fiestas Patrias son un momento de celebración y unión familiar en Chile, pero también representan un desafío significativo en términos de seguridad vial, debido al historial de siniestros de esta índole sobre todo durante los fines de semana largos de septiembre del 2024, ya que revela una realidad preocupante que no podemos ignorar. Con un total de 61 fallecidos y múltiples siniestros reportados, es evidente que la combinación de celebraciones, alcohol y conducción imprudente sigue siendo una trágica receta.
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la alta incidencia de hechos relacionados con la conducción en estado de ebriedad. Este comportamiento irresponsable no solo pone en riesgo la vida del conductor, sino también la de otros usuarios de la vía, asi tambien ocasionan sufrimiento en las familias detras de las personas siniestradas. La cifra de fallecidos en el transcurso de estas fiestas patrias del prensente año es un recordatorio contundente de que, a pesar de las campañas de concientización, aún queda un largo camino por recorrer en la educación vial y la responsabilidad personal. Además, el informe destaca que muchos de los siniestros viales se debieron a la velocidad no razonable y a la falta de atención a las condiciones del tránsito. Esto sugiere que, más allá del alcohol, hay una cultura de desprecio por las normas de tránsito que debe ser abordada. La velocidad excesiva y la distracción al volante son factores que pueden evitarse con una mejor difusión de políticas públicas que incorporen una promoción continua de educación ciudadana y un compromiso colectivo hacia la seguridad vial.
Es fundamental que las autoridades implementen nuevas medidas durante estas festividades. Esto incluye no solo un aumento en la fiscalización de conductores, sino también la promoción de alternativas seguras para el transporte, como el uso de taxis, aplicaciones de movilidad o extensión de horarios en medios de transporte como el metro. La responsabilidad no debe recaer únicamente en el individuo; la sociedad en su conjunto debe crear un entorno que priorice la seguridad.
Finalmente, es crucial que cada uno de nosotros reflexione sobre nuestras propias acciones al volante. Las decisiones que tomamos pueden tener consecuencias devastadoras no solo para nosotros, sino para nuestras familias y comunidades. En este sentido, la educación ciudadana vial debe ser un pilar fundamental en la formación de conductores, desde una edad temprana, para cultivar una cultura de respeto y responsabilidad en las vías.
Constanza Figueroa
Administradora Pública, UTEM
Profesional Área de Educación Ciudadana, Fundación Emilia