Alan Vegas, de 16 años, conducía una moto acompañado de un amigo el 23 de enero del 2015 en el sector de Paipote en Copiapó cuando un vehículo a alta velocidad no respetó el ceda el paso, chocándolos y causándole la muerte al adolescente y graves lesiones a su acompañante.
A 15 meses de su muerte, la familia de Alan enfrenta la impotencia al ver escasos avances en su caso y escuchar de boca del fiscal que no se aplicará la Ley Emilia, aún cuando el conductor (quien ya tenía antecedentes por conducción en estado de ebriedad) se dio a la fuga y reconoció que había bebido esa noche.
Carolina, tía de Alan, nos relata lo que han vivido en estos meses de peregrinar por tribunales y ver como poco a poco, sus anhelos por justicia van dando paso a la desesperanza
“Alan era un joven alegre y bueno que estaba en enseñanza media acá en Copiapó, esa noche había salido con un amigo y nunca pensamos que todo terminaría así.
Es tan doloroso y tremendo saber que el hombre que lo chocó se bajó de su vehículo y fue a mirar a mi sobrino que estaba tirado en el piso, pero no les prestó ayuda y decidió arrancarse. Unos metros más allá chocó contra un árbol, dejó su auto botado y arrancó a pie.
Una empresa que tenía sus cámaras de seguridad grabó el choque y ellos nos pasaron ese video para que lo pudieran periciar, pero por lo que me ha dicho el fiscal, dicen que no pudieron aclarar la imagen, lo que para mí es bien raro porque la imagen sí se ve nítida y hasta se nota el color de la ropa de la persona que iba manejando y de su vehículo y hasta se ve cuando se baja.
Las personas que ayudaron a mi sobrino, que fueron dos guardias de la empresa que nos pasó el video, dicen que falleció inmediatamente y que el amigo de Alan quedó grave, es más, él perdió sus dientes y quedó con muchas heridas, pero consciente, así que alcanzó a mirar y darse cuenta que los dejaban botados.
Nosotros creemos que la persona que causó la muerte de Alan es alguien con influencia, con poder porque en este momento él no está formalizado, no tiene arraigo ni nada, es decir, anda libre y nos encontramos con él siempre, pero mi sobrino no pues, él no tiene esa posibilidad.
Este hombre declaró que le habían robado su vehículo, pero realmente, se contradice mucho en sus declaraciones e incluso su pareja también declara y ella dice el color de la ropa con la que él andaba y es justamente el mismo color que sale en el video, pero después, cambian la versión en su segunda declaración.
Ariel Guzmán, el fiscal, nos hace pensar que no le toma la importancia a nuestro caso. El 25 de abril nosotros fuimos a conversar con él -dejó sólo entrar a mi mamá, porque dice que recibe sólo a una persona- y nos dijo que no tiene nada, ningún avance y que pidió que la persona que nosotros decimos que los chocó se haga en examen de ADN, pero en forma voluntaria y así esa muestra la van a comparar con otra que encontraron en el vehículo, pero él nunca se presentó.
Ha pasado más de un año y recién van a llamar a declarar a los testigos, pero ellos ya no quieren declarar porque ha pasado mucho tiempo y eso que el Fiscal tenía todos sus antecedentes para haberlos llamado antes, pero no lo hizo.
Nos sentimos muy desorientados con todo este tema y esto se suma al dolor de revivir todo. Cada vez que salimos de la reunión con el fiscal quedamos con pena y con dolor y además, nos topamos siempre con el autor en la calle y él anda feliz como si no le importara todo lo que como familia estamos pasando.
Sabemos que Alan también fue irresponsable al conducir una moto teniendo recién 16 años, pero igualmente se trata de una persona y él iba conduciendo bien, fue la otra persona que no respetó el ceda el paso y los impacto.
Nosotros esperamos que se aplique como se debe la Ley Emilia, pero mi hermano, papá de Alan, fue a hablar con el fiscal y él no lo tomó en cuenta y es más, le dijo “acá esa ley no entra, es una ley más y acá no se aplica” y con eso nos echó el avión abajo porque nos dijo “no es una ley que se apliqué siempre” con lo que nos deja muchas dudas de que se haga justicia.
No sabemos nada de lo que sigue, no tenemos ni siquiera una fecha estimada para avances. Nos cuesta creer que la explicación que nos dan es que no se puede hacer nada porque no hay alcoholemia ni alcotest, pero sentimos que no se toma en cuenta tampoco que él se haya dado a la fuga ni que se le considere un agravante, más cuando en sus declaraciones él dice que sí tomó, pero no asume cuánto. Él es una persona de 56 años y ya tenía antecedentes por conducción en estado de ebriedad entonces es como una burla lo que está pasando.
Alan era como un hijo para mí, pero yo realmente era su tía y él vivía conmigo. Sus papás son separados y su muerte causó una pena inmensa, su mamá por ejemplo, está con tratamiento porque no logra salir adelante ya que siempre recuerda que lo vio en el lugar donde quedó tirado y eso la tiene mal. Ella es otra persona y tenemos miedo de que le pase algo y más si no logramos la justicia por la muerte de Alan, eso para ella y para todos sería terrible”.
Macarena Benítez
Periodista
Fundación Emilia Silva Figueroa, Víctima de Accidentes