Jorge Rojas de 34 años regresaba a su casa luego de la universidad cuando fue atropellado por un conductor en estado de ebriedad, quien intentó darse a la fuga. A casi un año de su partida, su familia lucha día a día con el dolor, pero también con un sistema judicial que muestra falencias y que los hace sentir humillados y dejados de lado.
Este es el relato de Gonzalo, su hermano, quien junto al resto de la familia de Jorge han decidido compartir su historia buscando sensibilizar a todos quienes tienen en sus manos la decisión de no conducir un vehículo si se ha consumido alcohol o drogas, pensando no sólo en el bienestar propio, sino en las vidas que se pueden ver truncadas por una decisión errada.
«Jorge estaba en segundo año de Ingeniería Comercial en la Universidad y venía de vuelta a su casa después de haber estado todo el día estudiando. Era un día viernes 26 de septiembre del año pasado, cerca de las 22:30 horas. Estaba a pasos de llegar a la puerta de su condominio cuando por la espalda lo atropelló un tipo que iba en estado de ebriedad, paso por arriba de mi hermano, lo deja tirado en el suelo y se dio a la fuga.
Esta persona, Juan Pablo Leiva, siguió zigzagueando y no se detuvo, intentó escapar, pero afortunadamente lo interceptaron otros peatones después que chocó con las señaléticas de la cuadra y hasta con la puerta del condominio de mi hermano. Las personas que iban pasando primero lo intentaron ayudar porque no sabían que había dejado a una persona tirada en la calle casi muerta.
Él no acepta esto y acelera, se escapa y después nos informaron que dejó tirada la camioneta y siguió arrancando a pie hasta que es ubicado por carabineros y lo detienen. Luego que él se da a la fuga, ahí recién la gente se da cuenta que mi hermano estaba en el suelo inconsciente.
Cuando ya pasamos todo el doloroso y terrible proceso de los funerales de mi hermano, ahí nos hicimos cargo de saber qué pasaba con este hombre que lo había matado y fuimos a la Fiscalía para pedir más información. En ningún momento tuvimos un contacto directo con él o su familia hasta la primera audiencia, cuando solo tuvimos contacto visual con ellos, pero en ningún momento, hasta el día de hoy, nunca se han acercado para darnos una palabra de aliento, alguna disculpa.
En una de las audiencias incluso, su mamá en su desesperación nos atacó y nos trató de mentirosos y que estábamos manipulando la información para que él estuviera preso lo que no es así y que claro, nos revivió el dolor.
«Esta la memoria de mi hermano de por medio y el deseo que esto no le pase a nadie más»
Por un lado, tenemos la pena y todos los sentimientos que involucran haber perdido a mi hermano, y por otra, tenemos que lidiar con todo lo que está pasando con su caso en la Fiscalía de San Bernardo porque creemos que la pega no la están haciendo como corresponde. Reiteradamente hemos tenido cambios repentinos; las audiencias las fijan, pero luego las cambian o se suspenden en el mismo momento por falta de datos o por imprecisiones que no son de nuestra responsabilidad. No podemos entender, por ejemplo, que se vaya a cumplir un año del atropello y que todavía no llamen a los testigos para declarar.
Juan Pablo fue formalizado en un inicio por atropello con causa de muerte y también por abandono del lugar sin prestar ayuda a la víctima, pero la Fiscalía en el verano nos mandó un correo a nuestro abogado explicando que la idea es que no fuera juzgado por estos dos delitos, sino que tuvieran juicio abreviado, pero nosotros no aceptamos porque está la memoria de mi hermano de por medio y el deseo que esto no le pase a nadie más.
Las diligencias no se han hecho como corresponde y eso es terrible. Hicimos un alegato a la Fiscalía regional y afortunadamente nos escucharon y tuvimos que hacer un sinfín de trámites, pero esperamos que ahora sí las cosas vayan por buen camino ya que ahora sí se pidió un certificado geográfico del lugar, se llamarán a los testigos y se pidió un nuevo informe de la SIAT porque el que había anteriormente era muy vago, muy básico y al solicitar este nuevo informe, lo que buscamos es que estén todas las pruebas.
Como familia no solo nos sentimos desamparados, sino que humillados porque no tienen otro nombre ir a una audiencia cuando es uno el afectado y sentir que tiene más apoyo el culpable que nosotros y se nos pasa a llevar en cada instancia a la que debemos ir.
Para nuestra madre es tan difícil todo esto, pues ella debe escuchar que Jorge se le tilda casi como culpable por ir caminando por ahí y se minimiza lo que hizo quien lo atropelló, que además iba con alcohol y pareciera que eso no le importa a nadie más que a nosotros.
Ahora que por estas circunstancias estamos dentro de este sistema, vemos que todo se debe a un mal funcionamiento de la Fiscalía, hay un mal trabajo que no se quiere reconocer como tal y que termina por revictimizarnos. Cuando tú no buscas este destino, pero finalmente te haces parte por culpa de un irresponsable, ahí recién se entienden muchas cosas y logras procesar lo que ves tan lejano en las noticias.
Jorge era una persona maravillosa, muy prudente y responsable, por eso nunca me imaginé que esto le podía pasar, porque uno cree sólo le puede pasar a alguien que andaba carreteando, que andaba con trago y que no le importa nada, pero no a él que venía de estudiar y que quería llegar a estar con su familia en casa.
Es todo tan complejo, porque no terminamos por asumir que ya no tendremos a nuestro hermano y debemos enfrentarnos a esto. Es algo que debemos sobrellevar día a día como un proceso muy duro. Ahora empatizamos cuando vemos a toda esa gente que está al igual que nosotros buscando respuestas y justicia y lucha, pero también se cansan.
Hoy hay una ley que dice que no podemos manejar con alcohol, por muy mínimo que sea lo que se bebe, pero pareciera que igual hay que reforzar el mensaje y entender que tenemos que ser responsables de nuestras acciones porque no solo dañamos a nuestra familia, sino que a inocentes. No es justo que si yo me cuido y soy responsable, venga otro y me mate y deje a tantos con este dolor que se lleva a diario y que no disminuye, sino que aumenta.
La solidaridad y el ser “buen amigo” está mal entendido y a eso quiero apelar también. Si salimos a carretear, por favor, no dejemos que esa persona que bebió tome un auto y se vaya manejando… ahora que soy parte de estas víctimas indirectas y comparto el dolor entiendo que somos parte de un todo y que todos estamos llamados a cambiar esta triste realidad.
Según cifras de Carabineros de Chile, durante el año 2014, 1630 personas fallecieron en accidentes de tránsito, de las cuales, 597 perdieron la vida en atropellos.
La Fundación Emilia Silva Figueroa, Víctimas de Accidentes, otorga a las familias de las víctimas y a quienes han sido afectados por delitos causados por la ingesta de alcohol o drogas el apoyo psicológico y legal necesario para enfrentar el día a día. Desafortunadamente, este tipo de delitos siguen ocurriendo en Chile a pesar de la existencia de la Ley Emilia y de las campañas educativas, de ahí que sea fundamental el llamado al autocuidado, a la responsabilidad y al respeto a la vida del otro sin por esto pasar a llevar las libertades individuales, sino que contribuyendo a la formación de una ciudadanía activa y responsable.