Victoria tenía 9 meses, había sido bautizada hace algunos días y era el conchito de la familia, la regalona. Todo marchaba bien con la familia y sus planes, cuando un conductor borracho cambió dramáticamente su destino y dejó un vacío imposible de llenar.
Su madre, Karen, ha iniciado una campaña buscando que la muerte de Victoria no sea en vano y de paso, crear conciencia para disociar el consumo de drogas y alcohol con la conducción, sin embargo, en este camino ha encontrado detractores que contrario a cualquier criterio, intentan invalidar su demanda y justificar lo injustificable.
«Mi marido es maestro carpintero y como cada semana, ese día 7 de febrero tomamos nuestra camioneta y partimos a comprar sus materiales a la ciudad porque nos salía mucho más conveniente y así yo aprovechaba de ver pañales y otra cosas para mi hija.
El camino por donde íbamos es una cuesta terrible, con curvas cerradas y poco antes yo iba sentada adelante, pero como habíamos salido temprano y mi y hija tenía hambre, me cambié de asiento para atrás para amamantarla y fue ahí cuando se me quedó dormida y no la puse en su silla, unos 4 o 5 minutos antes de llegar a Santa Cruz.
Iba pendiente de mi Victoria, pero el recuerdo que tengo es de ver que esa liebre (bus interprovincial) se nos venía encima sin señalizar ni nada, él perdió el control y justo había una zanja más adelante así que nosotros terminamos contra una casa, impactando completo el lado derecho de nuestra camioneta.
Hubo dos personas que nos ayudaron, pero no recuerdo cómo nos sacaron, sólo que llegó una señora de bata rosada y un caballero que después supe que era el ex diputado Aníbal Pérez y fue ahí cuando me vi en el suelo con mi hijita.
El chofer (René Orlando Bustamante) huyó, y lo peor de todo es que nos conocíamos y por eso carabineros pudo dar rápidamente con él porque vive a unos 5 o 6 cuadras de nuestra casa y conoce a mi marido hace unos 40 años por lo bajo.
Los carabineros llegaron muy rápido, pero como la ambulancia se demoraba, nos llevaron hasta el hospital unas personas en un auto azul, escoltados por carabineros y allá murió mi hija, aunque en el momento cuando estaba en el suelo, no respondía.
Los doctores me explicaron que mi hija murió de un edema producto de los golpes, pero nosotros íbamos bien en el camino.
Además del dolor de su muerte, nos tocó vivir algo terrible con un diario local, El Tipógrafo de Rancagua que puso su propia versión de los hechos, lo que nos trajo muchos problemas a nosotros y quizás hasta en la propia investigación, porque la periodista puso que todo había pasado en la cuesta, que mi esposo adelantó en una curva y que incluso manejaba con alcohol y que a mi hija hubo que sacarla entre los fierros retorcidos y nada de eso fue cierto. Incluso, pusieron que un teniente de carabineros les había dado declaraciones, lo que el mismo carabinero tuvo que desmentir.
Fue necesario que amenazáramos al diario con una demanda para que hicieran la rectificación y pidieran las disculpas, pero lo que está escrito, escrito está y mi esposo tuvo que enfrentar que muchos lo culparan a él de haber matado a nuestra hija.
La actitud del chofer de la liebre ha sido siempre terrible, no muestra arrepentimiento, es más, cuando tenían que practicarle la alcoholemia, se negó diciendo que era alérgico a las agujas, pero que justo en ese momento no tenía ningún papel para comprobarlo. Como se la hicieron igual, marcó 0,86.
Sentimos que él y su familia se mofan de nosotros, porque ese mismo día mi papá fue a ver en qué condiciones había quedado nuestra camioneta y hasta allí llegó también su hijo y cuando mi papá lo increpó diciéndole que su padre había matado a su nieta, él le dijo que no le importaba y le hizo un gesto con la mano, así que carabineros tuvo que pedir que se retirara para contener a mi papá.
Lo que más me duele con todo esto es que hay gente que lo justifica y que me discute diciendo que él tomaba, pero manejaba despacio o que después de beber, esperaba un rato que se le fuera el aliento y eso me parece terrible porque él lleva pasajeros. No logro entender cómo hay personas que aún normalizan estas conductas y lo veo seguido con personas que me ofenden cuando he ido a pegar carteles pidiendo que no hayan más choferes que beban y conduzcan, peor lo voy a seguir haciendo, por Victoria y para que no pase otra vez.
En todo esto me están ayudando y he recibido además el apoyo de una abogada que está muy comprometida, pero sé que no todas las víctimas tienen este apoyo y eso me duele mucho también.
La muerte de mi hija ha sido devastadora porque ella era nuestro conchito, nuestra regalona; mi hijo tiene 12 años y mi esposo tiene 2 hijos más , pero grandes, entonces ella era todo para nosotros y ahora no la tengo a mi lado y cada día se vuelve más terrible que el anterior y por eso estoy decidida a dar la pelea y a buscar justicia por ella y por todos nosotros», relató Karen Figueroa, mamá de la pequeña Victoria mientras está a la espera que este próximo 19 de marzo llegue la fecha para declarar y lograr avanzar en un juicio doloroso, pero que esperan sea sanador.
Entrevista de Macarena Benítez